Conducción de un culto cristiano: la liturgia

  1. GENERALIDAD

«Liturgia» (leitourgia) es una palabra compuesta griega que significa originariamente un deber público, un servicio al estado emprendido por un ciudadano. Sus elementos son leitos (de leos = laos, pueblo) que significa público, y ergo (obsoleto en su actual tronco, utilizado en futuro, erxo, etc.), hacer. De ahí “un hombre que realiza un deber público”, “un servidor público”.

A nivel de congregación local, se ha adquirido una forma habitual en la que se ofician los cultos cristianos tanto los domingos como en las reuniones de grupos menores durante la semana. A continuación, se registran algunas consideraciones para aquella persona que tenga encargada la tarea de conducir una reunión y presente dudas sobre dicha tarea.

Características deseables de una persona que conduce un culto

  • Madurez en la fe cristiana
  • Humildad y buen testimonio ante la asamblea
  • Conocimiento de la Biblia
  • Estar sujeto al pastorado

Objetivos de la dirección del culto

  • Guiar los diferentes tiempos de la reunión general. 

Preparación para dirigir un culto

  • Ore a Dios y lea la Biblia buscando la guía del Señor.
  • Idealmente la persona asignada para la dirección del culto debe ser notificada 24 horas antes del culto propiamente tal. 

Actitud y consideraciones generales

  • Lenguaje claro y sencillo.
  • Actitud respetuosa a los asistentes y costumbres cristianas.
  • Evitar comentarios misóginos, racistas o vulgares.

 

  1. SECCIONES

 

Inicio del culto

Procure llegar temprano al lugar de reunión con una presentación personal sobria, acorde al contexto, evitando prendas estrafalarias o extravagantes, dado que puede ser motivo de distracción para los presentes.  

Dé inicio a la reunión con puntualidad a la hora fijada, independiente del número de personas presentes. Por respeto a los miembros puntuales de la congregación y para seguir el orden del programa, no difiera la hora de inicio de la reunión solo por contar con un reducido número de asistentes en un esfuerzo de esperar una mayor audiencia. Sin embargo, sí habrá casos en los cuales el comienzo de la reunión general se retrasará de manera inevitable, como son los desperfectos eléctricos o de sonido.    

Dé la bienvenida a los asistentes. Ejemplos para este momento de la conducción son “sean todos muy bienvenidos a una reunión dominical”, “hoy damos inicio a un nuevo culto de alabanza y adoración a nuestro Dios”, “buenos días, se les da una cordial bienvenida al presente culto de acción de gracias”. 

Posteriormente, brinde indicaciones generales a la audiencia. Dentro de estas se recomienda incluir a modo de ejemplo “se les invita a que tomen asiento”, “por favor, apaguen o silencien sus teléfonos celulares”, “mantengamos un ambiente de respeto y silencio”, “recordar que no se come o juega durante el culto”. 

Guíe a viva voz la oración inicial. Recuerde que en las oraciones públicas es preferible hablar en primera persona plural (“nosotros”), ya que usted ora en nombre y representación de la congregación. En este momento de oración puede incluir arrepentimiento y humillación por los pecados, agradecimiento a Dios y adoración.   

Después puede continuar en una lectura pública de las escrituras. En esta lectura escoja de preferencia un pasaje bíblico que motive a la adoración y gratitud a Dios, es decir, su tema central sea ensalzar los atributos o bondades de Dios; por sobre lecturas de venganza o imprecación. Este espacio de la reunión no tiene el propósito de que usted analice con profundidad y gran extensión un pasaje bíblico en particular. Por el contrario, consiste en leer de manera acotada y breve una cita bíblica, efectuar un comentario general acerca de ella con el fin de impulsar al resto de los oyentes a adquirir una actitud de adoración y alabanza a Dios. Preferentemente, seleccione usted una lectura del Libro de los Salmos. 

Luego, invite a los músicos a tomar sus posiciones en el escenario y a los oyentes a ponerse de pie para empezar a entonar los cantos congregacionales.  

Desarrollo del culto

Una vez acabado el primer momento musical, dé usted la oportunidad para que los asistentes manifiesten públicamente alguna gratitud a Dios o expresen algún testimonio para la edificación y apoyo de la fe del resto de la congregación. En este espacio de la reunión, brinde la instancia para que alguna persona dentro de la asamblea general exprese de manera voluntaria y a viva voz una gratitud o testimonio. Se enfatiza que es un acto voluntario, por lo que en ninguna instancia, usted debe obligar o insistir reiterativamente. Otro punto importante a recordar es no interrumpir el discurso de la persona que tiene su turno; más bien, realice una escucha activa, asintiendo con la cabeza o afirmando lo dicho con un “amén” ocasional. Además, usted es el encargado de asignar el turno de las personas que quieren participar y, a la vez, determinar un número prudente de gratitudes expresadas; en caso de haberse expresado testimonios extensos, considere acotar el número de intervenciones posteriores. Junto a lo anterior, recuerde no realizar juicios, comentarios extensos de cada una de las gratitudes que se comunican dentro de la asamblea, comentarios autorreferentes, notas de tinte irónico o xenofobia. El comentar de manera extensa el agradecimiento de los asistentes puede extender de manera innecesaria la sección del culto, dar pie a interpretaciones erróneas o conflictos, o quitar el foco de la gratitud original hacia la opinión del que coordina la reunión. Una vez que se hayan agotado las oportunidades de gratitud, ya haya transcurrido un tiempo prudente o si nadie quiera compartir públicamente una gratitud, pase con fluidez al momento de oración pública para cerrar este espacio.

A continuación, dé espacio a la entrega voluntaria de las ofertas y otros aportes de la congregación. Para la tarea anterior, asigne a una persona confiable y conocida que recoja con un canasto los aportes monetarios de los asistentes. Una vez recolectada la ofrenda, ore en gratitud y alegría por los bienes recepcionados. En caso de entrega de diezmos, dé el paso al pastor local para que éste ore por este ítem específico. 

Acto seguido, invite al administrador de la congregación local a que tome lugar en el púlpito y anuncie los avisos y novedades de la semana al resto de la comunidad cristiana. En caso de que esta persona no esté presente, dicha labor recaerá en usted. 

Como parte siguiente de la reunión, convide a la persona encargada de la predicación a tomar lugar delante de la asamblea. 

Cierre del culto

A modo de finalización de la reunión, guíe una oración agradeciendo al Señor por la experiencia vivida y pidiendo una bendición general. Indique, por último, al resto de los asistentes que se despidan con amor fraternal. 

  1. SÍNTESIS
Bienvenida
Lectura bíblica pública
Oración de inicio
Momento de alabanza y adoración con música
Gratitud y petición pública
Predicación / reflexión bíblica
Oración de cierre
Despedida

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